En México, las primeras damas han estado ligadas a la labor del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). En su momento esto obedeció a la necesidad de mostrar a una primera dama involucrada con la labor política, pero de una manera aceptable en cuanto a estereotipos de género. Hoy en día, esa labor ya no necesariamente recae en ellas. No obstante, muchas mantienen la asociación como una manera de participar en la vida pública y porque la labor del DIF no sólo es noble, sino necesaria. Tanto es así que se ha ido profesionalizando y presentando cada vez mayores protocolos para la atención de los y las menores a cargo del DIF.
Es por esto que es de preocuparse lo que ha estado pasando en Nuevo León con los Capullos-DIF. No se puede negar que Mariana Rodríguez y su esposo, Samuel García, quien funge como gobernador de esa entidad, saben del enorme poder que tienen las redes sociales. Las visitas de Mariana Rodríguez al DIF se han vuelto recurrentes en sus redes. Estas ya han lanzado señales de alarma por dos razones: la primera, hace una semana Mariana compartió en redes que uno de los niños le dio un manotazo que impactó directo en su cara. En el relato de cómo sucedió el incidente Mariana demostró tener simpatía y conocimiento de cómo lidiar con estas situaciones. Relató que se sentó a hablar con el niño sobre por qué golpear está mal, no le gritó ni respondió al golpe. Lo tomó con humor. Todas esas conductas son de empatía y conocimiento con el trato de menores de edad. Si tan sólo se hubiera quedado como un relato, pero el incidente fue grabado y circulado en sus redes. En estos videos se puede identificar al menor, con su perfil y su nombre. La reproducción de imágenes de menores de edad está sumamente regulada para garantizar la protección del menor, sobre todo si se encuentra en un DIF. De la misma forma, el exponer al menor a las redes sociales puede tener impactos negativos en su desarrollo, ya sea porque puede ser objeto de bullying o porque puede impedir, en caso de estarlo, con su proceso de adopción. Mariana atribuyó el golpe a que el niño tiene una discapacidad que le impide comunicarse, y por eso reacciona de forma violenta. Las reacciones violentas por frustración en los y las niñas son comunes, y no tienen nada que ver con la discapacidad. Este tipo de comentarios “al aire”, sólo contribuyen a estigmatizar a una población vulnerable.
Esta desconexión, y hay que decirlo irresponsabilidad, con la protección de las y los niños de Capullo, se hizo evidente una vez más en el segundo incidente. El 15 de enero, se llevó a su casa a un bebé de cinco meses. Para esto se utilizó la figura de “permiso de convivencia familiar”. El uso de esta figura, sin cumplir con los requisitos, viola los protocolos establecidos para proteger a los menores. Esto porque Mariana y Samuel no tienen vínculos con el menor ni se encuentran en proceso de adopción. Esta es la razón por la cual, incluso la organización internacional Save the Children argumentó que podría considerarse la configuración del delito de trata, ya que se usó la imagen del niño “con fines políticos y mercantiles en las comunicaciones de sus redes sociales”. Estas irregularidades hicieron que la Comisión Estatal de Derechos Humanos iniciará investigaciones y llamados para esclarecer los protocolos que se han estado usando.
El tema se hizo público directamente en la cuenta de Mariana, cuando se grabó llorando por entregar al niño en el DIF. Esto representó igualmente una manera de explotar la relación con el DIF para utilizar a los menores como “una herramienta” de redes sociales. Más si se toma en cuenta que Mariana se presentó como funcionaria pública, al ser titular de una agencia de reciente creación llamada “AMAR a Nuevo León”. Estos niños pasaron a ser cosas que podían ser exhibidas en redes, y no menores en situaciones vulnerables que merecen toda nuestra protección. La labor que los DIF tienen con niños y niñas no es un juego. Promover las labores del DIF, ser voluntaria en sus labores siempre y cuando se cumplan los protocolos de atención, es algo loable. Existen muchas niñas y niños en el sistema que requieren de toda nuestra atención, pero esta atención no debe ser nunca una excusa para impulsar las redes sociales de una persona.